En general, la domiciliación de recibos trae muchos beneficios y escasos inconvenientes. Podemos estar al corriente de nuestras obligaciones siempre, no estando pendientes de los plazos ni vencimientos, y de esta manera evitamos que un olvido se convierta en un perjuicio para nuestra familia.
Casi cualquier servicio público, incluidos impuestos, tasas y contribuciones, son susceptibles de ser abonados bajo la modalidad de domiciliación bancaria. Así ahorramos en preocupaciones y evitamos que se nos pase el plazo para realizarlos. Sin embargo, a pesar de que es un sistema útil, es necesario que apliquemos ciertas precauciones para evitar desagradables sorpresas.
Al domiciliar un recibo, siempre hay que estar pendiente de qué sucede con el primer pago. La solicitud no siempre puede llegar a tiempo y conviene ver si realmente el banco lo paga o si debemos hacerlo por nuestra propia cuenta.
Otra de las grandes desventajas de la domiciliación es que complica el proceso de queja o aclaración en caso de que se presente algún problema con el servicio contratado. Además, necesitaremos estar igualmente atentos para evitar que un descubierto en nuestra cuenta pueda ocasionar multas, recargos o incluso la desconexión del servicio, por lo que es aconsejable contar con un medio ágil y sin costo para verificar nuestros movimientos bancarios.
Pese a todo, hay cinco recibos que los expertos aconsejan no domiciliar:
1.- Facturas de teléfono móvil. Con la llegada de los smartphones, ¿quién no ha recibido una factura con la que no está de acuerdo? Pagar el teléfono por domiciliación implica que podríamos llevarnos una sorpresa desagradable en nuestra cuenta y luego, ya sin el dinero, embarcarnos en un interminable proceso de revisión y reclamación, incluso en el caso de que el error en la factura sea de la compañía.
Servicios de suscripción a descargas de tonos de llamada o aplicaciones de pago, son un riesgo alto de que nuestra factura engorde, sobre todo si hay niños en casa. El pasado mes de junio, un valenciano denuncia que ha recibido una factura de móvil de 31.000 euros por más de 400 conexiones a Internet, según su compañía telefónica. Él lo niega, y no le ha quedado más remedio que denunciarlo a Consumo para evitar pagar, de momento.
2.- Pagos de seguros. De vida, de coche, de hogar… cada vez utilizamos más los seguros, y la domiciliación es el método elegido por la mayoría para evitar que se nos pase un pago. Sin embargo, hacer el esfuerzo de clasificar las facturas y realizar los pagos de manera presencial, nos evitará encontrarnos con situaciones incómodas como subidas de cuotas sin previo aviso o la inclusión de coberturas no contratadas.
3.- Servicios. Sentarse a pagar agua, electricidad, y las facturas de calefacción puede parecer una tarea tediosa, pero es la única manera de saber si hay algo fuera de control. Si la factura de electricidad es muy alta, tal vez significa que alguno de los electrodomésticos está fallando. De esta manera solucionaremos el problema antes de que nos cueste aún más dinero.
4.- La cuota del gimnasio. De acuerdo con un estudio realizado por investigadores de las universidades estadounidenses de Stanford y Berkeley, la mayoría de la gente sobrestima el número de veces que va al gimnasio cada mes. Pagar una cuota media de entre 70 y 100 euros es, para la mayoría, tirar el dinero. "Puede parecer una locura, pero comprar pases diarios cada vez que vaya al gimnasio puede servir para ahorrar", asegura Ramit Sethi, autor del blog y el libro 'Te enseñaré a ser rico'.
5.- Televisión de pago. La llegada de Internet ha revolucionado también la televisión. Los servicios de suscripción como Canal +, Imagenio u ONO se están viendo superados por los pagos ocasionales a través de iTunes o Amazon, una novedosa fórmula para reducir los gastos en ocio.
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