Dinamarca reinstaura los controles en sus fronteras con Alemania y Suecia

Con sigilo y sin avisar. Dinamarca no ha esperado a ver cómo respira hoy el resto de socios europeos y si se ponen de acuerdo o no en reinstaurar los controles aduaneros dentro de las fronteras del espacio Schengen para tomar una determinación sobre un asunto que genera una enorme polémica. Apenas veinticuatro horas antes de la reunión que mantienen hoy en Bruselas los ministros de interior de la UE, el gobierno liberal-conservador anunció ayer que en el plazo de "dos o tres semanas" las fronteras con Suecia y Alemania volverán a estar controladas por policías. La decisión forma parte del acuerdo de gobierno cerrado con el populista y ultraderechista DPP (Partido Popular Danés) con el que negocian un paquete de reformas. La decisión de Copenhague cogió ayer con el paso cambiado tanto a la Comisión Europea como al resto de gobiernos europeos. Aunque los embajadores permanentes de la UE estuvieron reunidos más de diez horas, el representante danés, según explicó uno de los diplomáticos presentes en la reunión, no les informó en ningún momento de la medida acordada por su gobierno.

El mismo desconocimiento en el Ejecutivo comunitario. Sus portavoces reconocieron que no recibieron hasta media tarde de ayer ningún documento, que sus servicios jurídicos estudian, pero que ya han pedido aclaraciones al gobierno danés. Insistieron también en que la intención de la Comisión Europea con la revisión del Tratado Schengen, que prevé la libre circulación de personas y que discuten hoy los Veintisiete en un encuentro extraordinario, no es debilitarlo sino reforzarlo. Fue el ministro de Finanzas, Claus Hjort Frederiksen, quien anunció la introducción de controles aduaneros permanentes para los viajeros que crucen la frontera con Alemania, también en los puertos y en el puente de Oresund, que une al país con Suecia. El objetivo: luchar contra el crimen organizado y la inmigración ilegal. Se da la circunstancia de que Dinamarca -al contrario que Reino Unido, Irlanda, Bulgaria, Rumanía y Chipre- sí es miembro del espacio Schengen, del que entró a formar parte en 1991. Esto hace que no pueda poner en marcha controles fronterizos plenos. De hecho, sólo es posible suspender la libre circulación y reinstaurar la vigilancia por razones de seguridad u orden público como ya ha ocurrido en el pasado ante competiciones deportivas y algunas reuniones intergubernamentales. Pero prueba de que los gobiernos tienen margen es que hace unas semanas Francia hizo lo mismo al establecer controles extraordinarios en el paso de Ventimiglia (Italia) para frenar la entrada de inmigrantes procedentes de Italia, tras la decisión de Roma de conceder permisos de residencia a más de 20.000 tunecinos.

"crimen transfronterizo"

A raíz de la polémica entre ambos países fue cuando solicitaron a Bruselas cambios en el Tratado de Schengen para permitir los controles en caso de que un país no gestione los flujos migratorios adecuadamente o simplemente haya una llegada masiva. Según recalcó Hjort, en Dinamarca actuarán "dentro de los límites de Schengen" pero pondrán en marcha controles porque durante los últimos años "hemos visto un aumento del crimen transfronterizo y esto lo que busca es hacer frente al problema". Invertirán 36 millones de euros en la instalación de nuevos controles, escáneres, nuevos equipos y la contratación de personal y policías.

Aunque Dinamarca se ha adelantado con una decisión unilateral, son varios los que ya han dado su apoyo a Roma y París en la necesidad de revisar Schengen. Bruselas sin ir más lejos ha secundado sus ideas con una propuesta que contempla la posibilidad de restablecer temporalmente los controles. Otros países como Alemania o España también están de acuerdo en revisar el Tratado, aunque ayer el vicepresidente Rubalcaba anunció que el gobierno español no seguirá esta medida. La única institución que ha reaccionado contra las intenciones de Bruselas es el Parlamento Europeo que prácticamente en bloque acusó el pasado martes a Durao Barroso de plegarse a las exigencias de sus aliados Berlusconi y Sarkozy.